otro sue;o!

otro sue;o!

 

Aquella tarde, me encontraba junto a él en una habitación desconocida. Se encontraba sentado frente a mí con una taza de té en sus manos y se veía muy pensativo.

 Yo me encontraba sentada en el sofá, disfrutando de una hermosa vista al jardín. La luz del atardecer entraba cálidamente en la habitación, dando un toque un poco más acogedor.

 Me sentía algo nerviosa por el hecho de estar en su compañía y a la vez confundida, no recuerdo como llegamos aquí…

 -¿Sabes algo? -Me dijo mirándome fijamente a los ojos y dio un sorbo al té antes de continuar– Hace tiempo que siento esto. No me atrevía a confesártelo por miedo, quería asegurarme si tú sientes lo mismo que yo, pero, al no recibir respuesta, ahora necesito desahogarme, quiero confesarte todo lo que siento por ti.

 Me quedé en shock, mi corazón comenzó a latir aceleradamente. Esto me provocaba mucha alegría, el saber que siente lo mismo que yo siento por él, aunque él no lo sabía.

 Se acercó a mí y se sentó a mi lado. Tomó mis manos delicadamente. Sus ojos brillaban demasiado, como cuando se está enamorado. Me miro a los ojos y me dijo: –Estoy enamorado de ti.

 Me sonrojé demasiado, no sabía que hacer, no sabía que decir, sin embargo, respondí: -A mí me pasa lo mismo. Desde que te vi por primera vez, fue inevitable enamorarme de ti, pero, tenía miedo de confesártelo.

 Sonrió tiernamente y me abrazó. Yo me quedé paralizada, sentirlo tan cerca era algo hermoso, algo que tanto anhelaba y al fin lo conseguía, me sentía bastante emocionada.

 Se apartó unos centímetros de mí, tomó mi cara suavemente con ambas manos y me dijo: -Quiero estar a tu lado, quiero compartir mis días contigo, quiero ser el motivo de tu felicidad. Escucharte decir esto me hace tan feliz, ¡no tienes una idea de cuanto te quiero!.

 No me dio tiempo para hablar y me besó. Fue un beso inexplicable, simplemente el mejor beso de toda mi vida. Era todo lo que deseaba y ahora se estaba haciendo realidad…

 

 Después de despertar y al beber el té, recuerdo mi sueño, y me quedo con la añoranza de sentir la textura de sus labios, de sentir sus manos acariciando mi rostro, disfrutar de su aroma, sentirlo tan cerca de mí...

 Aquello tan hermoso era sólo un sueño, el sueño de aquello que tanto anhelo y que espero con ansias que algún día sea real.